Predica Cristiana: Tesoros en el Cielo

TESOROS EN EL CIELO

Una vez un hombre estaba de rodillas orando fervientemente y de la nada este hombre en medio de esa oración pudo escuchar la voz de Dios audiblemente, en la cual Dios le decía que había escuchado su oración y que ese hombre contaba con un privilegio celestial el hombre usa ese privilegio y pide visitar el cielo.

¿Usted se puede imaginar como es el cielo?

Como dice Apocalipsis 21: Calles de oro, puertas decoradas de piedras preciosas.

Y cuando el hombre puso sus pies sobre el cielo, pudo contemplar su hermosura, y entrando empezó a ver grandes casas forjadas en oro macizo, en sus columnas incrustadas zafiros y esmeraldas.

Mientras iban caminando el ángel que estaba al cargo de tour celestial le iba diciendo los nombres de las personas que eran dueños de aquellas preciosas propiedades.

Casas sorprendentes de verdaderos hombres de fe.

Mateo 6:19-21 Tesoros en el cielo

19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

Mientras el tour continuaba, el hombre no pudo resistir en formular la siguiente pregunta: ¿Yo también tengo mi propiedad?

A lo que el ángel le respondió: ¡Claro! y fueron juntos caminando, cuando llegaron el hombre se encontraba frente a un gran terreno sin construcción, solo unas vigas de maderas amontonadas en un rincón. El hombre exclamó: “Pero no hay casa”

El ángel le respondió: No podemos construir si no hay materiales, todo lo que has hecho hasta ahora nos ha alcanzado solo para las vigas de madera, te has preocupado más por trabajar y construir tu casa en la tierra que no has tenido tiempo para edificar tu casa en los cielos. Cuando el hombre escuchó eso quiso volver a la vida terrenal para ponerse manos a la obra y así tener su tesoro en el cielo y no en la tierra.

Querido lector aunque esto no es una historia real, es más que una reflexión y nos deja mucho que pensar.

Mateo 7:24-27

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

En este pasaje, el Señor compara a dos tipos de personas, vemos a un hombre prudente y por el otro lado una persona insensata. Un dato importante es que le está hablando a las personas que le escuchan, es decir que le siguen. Y quiero decirles algo querida familia, las iglesias se llenan los Domingos con estos dos tipos de personas.

El prudente edificó su casa sobre la roca, más el insensato sobre la arena.

Dime tú en dónde estás edificando tu casa, en que estás invirtiendo tu tiempo, tus dones, tus capacidades, tu vida. En mi último viaje mi esposa me hizo una pregunta muy interesante: “Si el Señor viniera por ti, estarías contento con lo que has hecho?

Yo te hago la misma pregunta a ti: ¿Estás contento o estás satisfecho con lo que has hecho para el Señor? 

Familia, el ser cristiano implica hacer las cosas de Jesús, seguir sus pasos de amor, de misericordia, de servicio, de entrega, implica una vida en la humildad estimando a los demás como superiores, implica tener claro que esta vida no es para amontonar tesoros, esta vida es la única oportunidad que tenemos de glorificar al Padre a través del hijo.

Implica tener una vida de obediencia, pero la obediencia que Dios demanda no es una obediencia externa. No se trata de asistir a la iglesia, de cerrar los ojos y levantar las manos en el tiempo de adoración, de publicar versículos en los estados, de gritar que somos cristianos a los cuatro vientos, ni de edificar una fachada que todos vean cuando mis cimientos no son verdaderamente en CRISTO.

Porque es mucho más importante dónde estamos edificando qué lo que estamos edificando, y Jesus a eso lo llama PRUDENCIA. ¿Cuántos cristianos estáran dando más importancia a lo que están edificando que sobre lo que están edificando? ¿Serás tú uno de ellos? 

Al insensato no le gusta que le digan las cosas, que le digan sus errores, se enoja, se disgusta. Usted puede acercarse como amigo y decirle: “oye qué casa tan bonita, me gustan esos ventanales, la forma del techo, la chimenea es increíble, ¿pero estás seguro que hiciste unos buenos cimientos?” Y el insensato te va a responder: “Claro, ¿acaso crees que no se construir una casa?” con un tono malhumorado y enojado.

El hombre prudente sabe escuchar a los demás, el hombre prudente pide consejos, el hombre prudente sigue dirección. El hombre prudente busca sabiduría, sabe que no se puede confiar de su propia sabiduría. El hombre prudente está dispuesto a dejar la pereza aun lado para trabajar en sus cimientos, es decir, en su relación con Cristo.

El insensato piensa: “Hoy no me apetece ir a la iglesia” “No me apetece orar” “no me apetece leer la Biblia” DÉJEME DECIRLE QUE MUY BONITA LA FACHADA, pero sus cimientos lo harán caer cuando vengan los fuertes vientos, las lluvias y los ríos.

Normalmente cuando tenemos una casa enfrente, lo que podemos apreciar siempre con más facilidad será la fachada, difícilmente se podrá observar los cimientos.

Quizás la casa del insensato podría ser mucho más bonita que la del prudente, externamente podría tener más acabados y más hermosura, mucho más llamativa, una fachada mejor que la del prudente y esto nos confirma que hay dos tipos de cristianos.

El cristiano que cuida lo externo y el cristiano que cuida lo interno. El cristiano prudente y el cristiano insensato.

Hay cristianos que solo muestran una apariencia de santidad, aparentemente son cristianos, pero en lo profundo de sus corazones Cristo no es su fundamento. Porque no tienen tiempo para ahondar y trabajar esa relación que requiere compromiso, negación, obediencia y esfuerzo.