Echando fuertes raíces | Predicas CRISTIANAS escritas

ECHANDO FUERTES RAÍCES 

El Tule es el árbol más famoso de México, una especie de ciprés, conocido en América Latina como ahuehuete, y es el árbol nacional de éste país.
El árbol del Tule, uno de los más grandes y antiguos del mundo, preside un jardín del estado mexicano de Oaxaca desde hace unos dos mil años, gracias a la cercanía de un acuífero subterráneo que lo mantiene vivo. 

Según la silvicultura, el estudio de la selva y el cultivo de los árboles, la raíz de ésta planta es interesante estudiarla, debido a su particular forma de crecer, pues sus raíces se extienden primero hacía abajo hasta que encuentran una roca y cuando la encuentran sus raíces agarran fuertemente esta roca y luego empiezan a crecer hacia arriba, llegando a tener la altura más significativa en México.

Así como la naturaleza logra tan extraordinario desarrollo, los hijos e hijas de Dios, también podemos tenerlo. Sin embargo algunos se secan al emprender la vida cristiana por dos aspectos: por tener raíces débiles ó sencillamente por no echar raíces.

Echando raíces como el Tule, profundas:

2 Reyes 19:30 Y lo que hubiere escapado, lo que hubiere quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíces abajo, y llevará fruto arriba.

El interés de Dios en la vida de una persona es como el acuífero subterráneo que mencioné al comienzo, ¡mantenernos vivos! Pero esto no sucederá si me quedo con una simple información de quién es Dios y lo que es capaz de hacer.
Por eso muchos pueden que tengan raíces, pero al primer intento de crecimiento personal, al primer desafío, desfallecen, se desaniman, porqué sus raíces están débiles. Las raíces del Tule es el equivalente a mis convicciones y cuando mis convicciones no están profundas en la palabra de Dios, no echaré raíces, no veré fruto.

1. Aferrar las raíces a la Roca

1 Corintios 10:4  y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.

La Biblia nos presenta al Señor Jesús como la roca en la que se debe edificar una casa, el cimiento perfecto para establecer nuestra vida.
La roca que me permite avanzar, que alienta mi ser, que me impulsa a ser diferente y no estancarme frente a las dificultades.
Por ello mis convicciones deben estar puestas en Él, así como las raíces del Tule que al encontrar la roca la abraza, otorgándole estabilidad, yo debo abrazarme a Cristo y beber de Él, si quiero una vida abundante, abrazarme a la verdad que me dio salvación y limpió mis pecados. Y podrían llegar fuertes lluvias a mi vida, pero no lograrán derrumbarme.

2. Beber para crecer

Juan 4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Está claro que un árbol no bebe de las ramas ni mucho menos del tronco, un árbol se nutre y recibe vida a través de sus raíces para fortalecer el resto de la planta.
La mejor bebida nutritiva que le podemos dar a nuestra vida es beber del Espíritu Santo diariamente (Efesios 5:18).
Aprovechar el acuífero que nuestro padre celestial nos ofrece por medio de su hijo Jesús.

3. Crecer para dar fruto

Mateo 7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

El mundo nunca dejará de demandar resultados de nuestra parte, en todo lo que emprendamos.
Desde nuestra familia hasta nuestros mejores amigos, esperan ver en nuestras vidas resultados exitosos.
El mundo desea ver frutos y según los frutos que demos, determinarán nuestra forma de vida. Sin embargo no debemos concentrarnos en la cantidad de frutos que estamos dando, sino en la calidad de los mismos.

No debemos concentrarnos en el fruto, debemos pensar en cuánto estamos siendo profundos en nuestra comunión con Dios para que los resultados se den solos, en cuánto estoy creciendo en mi intimidad con Él y de esta forma otros deseen no mis frutos, ni admiren y nos alaguen por esos frutos; si no en la forma en que se dan en nuestras vidas. Enseñándoles a echar fuertes raíces.

APLICACIÓN:

Echar fuerte raíces es la mejor opción que tenemos para nuestro desarrollo personal.
Un hijo e hija de Dios debe brillar, porque Él así se lo permite y nos capacita para ello. Pero entendamos una cosa, así como nadie ve cómo las raíces del Tule se aferran a la roca, nadie podrá ver nuestra intimidad con Dios, no obstante, así como la ciencia calificó al Tule como la planta más grande del mundo por sus raíces; quienes nos rodean verán que tanto dependemos de Dios, porque eso sí que se nota, por ello echando fuertes raíces, podemos ser un verdadero testimonio para quienes esperan de nosotros exitosos frutos.