AMADOS PARA AMAR

1 Juan 4:11 “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.”

El amor es el sello distintivo de un verdadero cristiano. Jesús dijo en Juan 13:35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” El problema es que muchas veces hemos recibido el amor de Dios, pero no sabemos cómo reflejarlo en nuestras relaciones. Hay creyentes que conocen la Biblia, sirven en la iglesia y oran fervientemente, pero tienen un corazón lleno de resentimiento, enojo o indiferencia hacia los demás.

La realidad es que no podemos dar lo que no tenemos. Si nuestro corazón no ha sido lleno del amor de Dios, será difícil amar a los demás como Él nos lo ha mandado.

Hoy aprenderemos que somos amados por Dios, pero no solo para nuestro beneficio, sino para compartir ese amor con el mundo. Veamos cuatro maneras en que podemos reflejar el amor de Dios.

1. SOMOS AMADOS A PESAR DE NUESTRAS IMPERFECCIONES

Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Dios no nos ama porque seamos perfectos o porque hayamos hecho algo para merecerlo. Nos ama a pesar de nuestras fallas, nuestros errores y nuestras debilidades. El problema es que muchas personas no pueden amar porque no se sienten amadas. Llevan heridas del pasado, rechazos y experiencias dolorosas que las han hecho desconfiadas y frías.

Tal vez en algún momento te has sentido indigno del amor de Dios por tus errores o tu pasado. Pero el amor de Dios no se basa en lo que hicimos o dejamos de hacer, sino en quién es Él.

El primer paso para reflejar el amor de Dios es aceptar su amor en nuestra propia vida. No podemos dar amor si no lo hemos recibido primero.

1 Juan 4:19 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”

Si Dios te ha amado en tu peor condición, ¿por qué sigues cargando con culpa y rechazo? Recibe su amor y permite que sane tu corazón.

2. EL AMOR DE DIOS NOS TRANSFORMA Y NOS ENSEÑA A AMAR A OTROS

1 Juan 4:20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”

Dios no solo quiere llenarnos de su amor, sino también transformarnos para que amemos a otros. El amor de Dios no es solo un sentimiento, sino una acción que se refleja en la manera en que tratamos a las personas. ¿Cómo está tu relación con los demás? ¿Eres una persona que demuestra el amor de Dios o eres indiferente, egoísta o rencoroso?

Algunos cristianos hablan del amor de Dios, pero no lo practican. Aman a los que los tratan bien, pero rechazan a los que les han hecho daño.

Mateo 5:44 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.”

El verdadero amor de Dios en nosotros nos hace diferentes al mundo. Nos enseña a perdonar, a bendecir y a ser luz en medio de la oscuridad.

3. EL AMOR DE DIOS NOS LLAMA A SERVIR

Gálatas 5:13 “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.”

Una de las mayores evidencias del amor de Dios en nuestra vida es que aprendemos a servir sin esperar nada a cambio. El mundo enseña que el amor es algo que se recibe, pero Dios nos enseña que el verdadero amor se da. Jesús nos dejó el mayor ejemplo:

Mateo 20:28 “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

Muchas personas están esperando ser amadas, valoradas y reconocidas, pero no están dispuestas a dar amor primero. Queremos recibir, pero no queremos dar. ¿Sirves con amor en la iglesia? ¿Ayudas a los que tienen necesidad? ¿Eres una persona dispuesta a dar lo mejor de ti para bendecir a otros?

El amor de Dios nos empuja a servir, porque el amor genuino se demuestra con acciones.

4. EL AMOR DE DIOS NOS LLAMA A SER LUZ EN EL MUNDO

Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Dios no nos salvó solo para que disfrutemos su amor y su gracia, sino para que seamos reflejo de ese amor en el mundo.

Vivimos en un tiempo donde la gente necesita desesperadamente ver el amor de Dios en acción. Las personas están llenas de odio, división, ansiedad y vacío. Pero nosotros, como hijos de Dios, hemos sido llamados a marcar la diferencia.

Filipenses 2:15 “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.”

El problema es que muchos cristianos no reflejan el amor de Dios. Se comportan igual que el mundo: con enojo, murmuración, falta de perdón y egoísmo. Dios nos está llamando a ser luz, a demostrar el amor de Cristo en cada lugar donde estemos. ¿Qué imagen de Dios estás reflejando a tu familia? ¿En tu trabajo?

Ser luz no es solo predicar con palabras, sino con nuestra actitud, con nuestro carácter, con nuestra manera de amar y tratar a las personas.

CONCLUSIÓN

Somos amados para amar. No fuimos llamados a recibir el amor de Dios y guardarlo solo para nosotros. Fuimos llamados a reflejarlo en todo lo que hacemos.

Un verdadero hijo de Dios recibe el amor de Dios y deja que sane su corazón, permite que el amor de Dios lo transforme para amar a otros, sirve con amor, sin esperar nada a cambio y refleja el amor de Dios en el mundo, siendo luz donde haya oscuridad.

Hoy Dios nos llama a vivir un amor verdadero, un amor que no es egoísta, un amor que transforma y da testimonio de su presencia en nosotros.

Juan 13:34-35

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

El mundo necesita ver el amor de Dios y nosotros somos los responsables de reflejarlo. Es tiempo de amar como Cristo nos amó.