PREDICAS Escritas Volver a DIOS

Predicas escritas Volver a Dios

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“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” 2 Cor. 5:17-20

Introducción:

El término griego usado en 2 Corintios 5:17-20 es “katallaso”.  En el sentido bíblico, significa: “cambiar”, “intercambiar”, “restablecer”, “restaurar relaciones”, “enderezar las cosas”, “quitar una enemistad”. Este término describe el restablecimiento de una apropiada, amorosa e íntima relación, la cual ha sido rota e interrumpida. 
El hombre estaba en enemistad con Dios y le había dado la espalda a él.  Dios nunca necesitó reconciliarse, el hombre sí; sin embargo, fue Dios quien tomó la iniciativa y nos reconcilió consigo mismo, a través de la vida, la muerte y la resurrección de su Hijo Jesús.

• La reconciliación neutraliza la hostilidad (Colosenses
  1:21-22)

Si pensamos que alguien tiene algo contra nosotros, entonces nos sentimos extraños y nos manifestamos hostiles contra esa persona,
simplemente como un mecanismo de defensa. 
Y esto es aún más cierto cuando se refiere a Dios. 
Si sentimos que nuestros pecados constituyen todavía un obstáculo entre nosotros y Dios, entonces no sentimos el deseo de acudir a él, porque sabemos lo que Dios piensa en relación con el pecado.

Por esto es necesario poner especial atención a estas palabras «Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación» (2 Corintios 5:19).

• La juventud necesita reconciliarse con Dios
  Padre (Oseas 11:4)

Dios se manifiesta al ser humano como un Padre amoroso, un Padre que está atento a las necesidades más insignificantes de sus hijos.
Es un Padre que no ha dejado que sus hijos crezcan a merced de las circunstancias, sino que ha cuidado aún de los asuntos más sutiles e inimaginables para nosotros. 

El punto esencial aquí es descubrir ese maravilloso manantial de amor y de vida que fluye continuamente.
Cuando vivimos la reconciliación con Papá Dios, disfrutamos de una íntima comunión, en la cual aprendemos a vernos como él nos ve, a consultarle nuestros asuntos hasta los más mínimos detalles.

• Reconcíliate con el Hijo, Jesucristo (Romanos
  5:10-11)

Reconciliarnos con Jesús es reconciliarnos con el Intermediario.
Necesitamos vivir reconciliados con aquél que fue crucificado por nuestro pecado y nuestra  maldad; Aquel Cordero que vertió su sangre y por quien pasamos de muerte a vida; Aquél que nos limpió para volvernos personas de linaje y dignidad.

Para vivir la verdadera reconciliación, necesitamos dejar que él sea el centro de nuestra vida.
Ése puente que nos lleva a Papá Dios y quien nos lleva a ser lo
que él quiere que seamos.

• Reconcíliate con el Espíritu Santo, como
  Consolador (Juan 14:16)

La reconciliación con el Espíritu Santo se evidencia en que, tomados por él, vivimos vidas que conquistan imposibles, vidas que enfrentan y solucionan situaciones difíciles, vidas que predican con su ejemplo.
Estos son los hijos que no eligen a dónde ir, simplemente van; no
ponen condiciones, y el fruto se deja ver en forma de bendición total.

Aplicación:
Sentirse perdonado y perdonar son dos cosas que nos permiten experimentar una nueva realidad en nuestras vidas. 
Esto tiene que ver con la restauración total que viene como consecuencia de experimentar primero el perdón de Dios, de volver a Dios fuente de vida, por una acción sobrenatural del Espíritu Santo, lo cual nos lleva a entender y a agradecer la maravillosa obra de Cristo en la cruz por nosotros y por lo tanto es el inicio de una verdadera nueva vida, la vida que Dios diseño para sus hijos.

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