2. GENEROSIDAD EN MEDIO DE LA ESCASEZ
El versículo 3 dice que los hermanos de Macedonia dieron «según sus posibilidades» y «más allá de sus posibilidades». Este versículo nos da a entender que ellos «dieron de su propia voluntad».
Una de las cosas que nos cohíbe de ser generosos es la poca fe. Porque una vez más, nos dejamos llevar por la lógica y el razonamiento que nos llena de temor para DAR.
Recordemos que en el Versículo 2, Pablo enfatiza su profunda pobreza.
Las iglesias de Macedonia eran realmente pobres, sin embargo también eran realmente generosas.
Olvidamos que Dios no necesita nada de nosotros, que lo que le damos no es por que Dios lo necesite, si nosotros le damos es porque es una muestra de agradecimiento de su inmerecida gracia (Versículo 1) Lo que nos enseña, que si usted considera que ha recibido por medio de su gracia algo, ese algo también se puede compartir.
Lucas 21:1-4 La ofrenda de la viuda
Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. 2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. 4 Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
Otra versión traduce Dos blancas como: “dos moneditas de muy poco valor.”
Los ricos dieron ofrendas de lo que le sobraba. Ella hecho lo que tenía y la Biblia describe que era su sustento, que no tenía más. ¿Quién estaba viviendo por Fe? GENEROSIDAD EN MEDIO DE LA ESCASEZ
Versículo 4: «pidiéndonos con muchos ruegos» Otra versión dice: «Suplicandonos» así comienza el versículo, ¿Quiénes suplicaban? No era Pablo y sus colaboradores, sino los cristianos de las iglesias de Macedonia. ¿Cómo suplicaban? Con muchos ruegos.
¿Qué suplicaban? Que se les diera el privilegio –no la carga– de participar en el sostenimiento de los santos.
Note el énfasis de la oración “pidiéndonos con muchos ruegos”. Aquellos hermanos que vivían en la pobreza estaban desesperados por ofrendar y contribuir monetariamente, esto nos enseña que si no somos generosos en la escasez, tampoco lo seremos en la abundancia. Lo segundo que vemos en el texto es que para los hermanos de las Iglesias en Macedonia el ofrendar no era un martirio, sino un privilegio. Que el Señor nos ayude para ver esas oportunidades como lo veían los hermanos de las Iglesias pobres en Macedonia, verlo como “UN PRIVILEGIO”.
3. AGRADECIMIENTO
El versículo 5 dice «sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.» que los cristianos de las iglesias de Macedonia se dieron, se entregaron –como parte de las ofrendas–, sirviendo primero a Dios y después a Pablo y sus colaboradores.
El verdadero asunto no está en dar dinero, sino en darnos al Señor.
Si en verdad nos damos al Señor, entonces la entrega material fluirá naturalmente.
EL DARSE A SÍ MISMO PRIMERAMENTE IMPLICA MÁS QUE ALGO MATERIAL.
La carta a los Filipenses demuestra la gratitud que los cristianos macedonios sentían hacia Pablo, su pastor fundador. En esta carta el apóstol Pablo reflejo con cuánta frecuencia los filipenses habían orado por él en tiempos de necesidad.
El les dio gracias por los recursos materiales que le enviaron proveyendo para aliviar sus problemas económicos.
El les agradecido por enviar a Epafrodito para ayudarle durante su encarcelamiento.
También es bonito ver cómo la gente se da a sí misma para la obra de Dios.
Para limpiar la casa de Dios, para salir a evangelizar, para hacer cosas dentro de la iglesia a través de sus conocimientos, dones y talentos.
LA BUENA NOTICIA QUE ENCONTRAMOS EN ESTE ASUNTO
El apóstol Pablo no tan solo dio a conocer a los corintios acerca de la gracia de Dios dada a las iglesias de Macedonia como un estímulo para que ofrenden; sino que también presentó a Jesucristo como el ejemplo supremo de que el amor se muestra como sincero cuando da.
2 Corintios 8:9 dice: “ Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.
¿En qué consiste esta gracia de nuestro Señor Jesucristo?
Consiste, en primer lugar, en que Jesucristo «siendo rico… por amor a vosotros se hizo pobre». Jesús era y es el dueño de todo, por Él y para Él fueron hechas todas las cosas.
Dueño del oro y plata, rey de reyes, soberano, Y POR AMOR A NOSOTROS decidió no nacer en un palacio, sino en un pesebre, se despojó, aun hasta de lo material.
Filipenses 2:6-8
El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
La maravillosa gracia de nuestro Señor Jesucristo consiste, en segundo lugar, en lo siguiente: “para que vosotros por medio de su pobreza llegarais a ser ricos”.
Anteriormente vimos el por qué (razón o causa): Amor por ti y por mí.
Ahora vemos el para qué (propósito): Nuestra riqueza espiritual.
Jesucristo bajó para levantarnos a nosotros, se humilló para OFRECERNOS su gloria.
Decidió NO SALVARSE A SÍ MISMO, para salvarnos a nosotros. Nosotros llegamos a ser ricos por medio de Su pobreza, fuimos enriquecidos a expensas de su pobreza.
Todo esto no fue un accidente, sino un acto consciente, intencional y amoroso de nuestro Señor Jesucristo. Por su obediencia hasta la muerte de cruz hemos sido enriquecidos con la adopción como hijos de Dios. Hemos sido enriquecidos con la reconciliación delante de Dios Padre, hemos sido enriquecidos con la redención, hemos sido enriquecidos con el perdón de pecados, hemos sido enriquecidos con la morada de su Santo Espíritu en nosotros, hemos sido enriquecidos con una gran herencia reservada en los cielos.
Cuando nosotros vemos al Apóstol Pablo hablándoles de los cristianos Macedonios a los Corintios, vemos que lo que está tratando de mostrarles y enseñarles, era la conducta de los cristianos Macedonios, el testimonio en vivir como Cristo. La similitud que tenían las iglesias de Macedonia con el carácter, el amor, y la entrega de Cristo.
Cristo vino para enseñarnos el camino, y que bonito es ver la iglesia siguiendo sus pasos.
Claro que esto es una pequeña parte de nuestro camino como iglesia.