LA DILIGENCIA «UNA MUESTRA DE AMOR» [Predicas CRISTIANAS escritas]

Proverbios 13:4 “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada”

Predicas cristianas Escritas:

LA DILIGENCIA: UNA MUESTRA DE AMOR

Es diligente:
El maestro que trae las pruebas de los alumnos corregidas y además, su materia bien preparada.
El médico, que atiende con amor a su paciente y no le hace esperar absurdamente o con displicencia.
Ese padre o madre de familia que aprovecha cualquier oportunidad para formar y animar a sus hijos.
Ese líder o jefe que sabe adelantarse a las necesidades de sus subalternos y les ayuda a crecer.
El entrenador de fútbol que sabe cuándo entrenar, dónde y cómo, mirando el bien del equipo.
El alumno que entrega a tiempo su trabajo, y bien.
Ese hijo que obedece a sus padres en todo lo que respecta a sus compromisos de hijo.
Es diligente ese trabajador que llega puntual y hace su trabajo movido por el amor, y no sólo por el jornal.

¿QUE ES LA DILIGENCIA?

Es una actitud con la que se combate la pereza, esta palabra procede del latín «Diligere» que significa en su sentido más alto el esmero y el cuidado en ejecutar algo con gran agilidad tanto interior como exterior, la diligencia está motivada por el amor.

LA DILIGENCIA EN TRES ASPECTOS IMPORTANTES:

1.1. Diligencia con uno mismo

Proverbios 10:4: La mano negligente empobrece;
Mas la mano de los diligentes enriquece.

Significa no ser inactivo, no caer en la pereza, implica vivir con metas propias y no por las impuestas, la diligencia con uno mismo lleva a superarse constantemente. Estas acciones y buenos hábitos nos llevan a salir adelante, a realizarnos como personas y a ser prósperos.

1.2. Diligencia con los demás

2 Corintios 8:22: Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros.

Es poner entusiasmo en las acciones que realizamos con ellos y para ellos, ser puntuales en lo que nos comprometemos. Cuando somos diligentes con los demás glorificamos al Padre y los demás valoran nuestra amistad y compañía.

1.3. Diligencia con Dios

Josué 22:5: Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó:
Que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.

Poniendo por obra sus mandamientos, amándolo y andando en todos sus caminos; siguiéndolo y sirviéndole con todo el corazón y con toda el alma.

LA NEGLIGENCIA, ENEMIGA DEL JÓVEN HIJO DE DIOS

Hebreos 2:1: Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.

Papito Dios nos advierte que debemos ser diligentes aún en atender lo que Él nos quiere comunicar, de lo contrario podemos deslizarnos y caer en  el descuido, el “ahí se va”, el “más o menos”, la informalidad, la impuntualidad, la desidia, el desgano.
Todo esto, es síntoma de una persona que ama poco, que ama pálidamente, que ama a cuentagotas. Que es inmadura, en pocas palabras negligente.

JOSUÉ Y CALEB, JÓVENES DILIGENTES (Núm. 13-14)

• Obedecieron siguiendo instrucciones (Números 13:21)
• No les importó contrariar a la mayoría, con tal de agradar a Dios (Números 13:30)
• Servían con pasión al Señor, al punto de experimentar celo por el nombre de Dios (Núm. 14:6)
• Desafiaron al pueblo a obedecer a Dios (Números 14:7-9)
• Fueron recompensados por Dios, les puso en honra.

CONCLUSIÓN:

El mundo necesita hombres y mujeres que solo tengan una palabra en sus labios: “SI LO HARÉ”,  todo lo contrario a las excusas, que nunca faltan. Ser diligente, es ser un hombre al estilo de Josué y Caleb que siguieron las instrucciones al pie de la letra, por amor a sí mismos, a un pueblo y por sobre todo a quien era el motor de su diligencia y pasión por hacer las cosas, su Padre Dios.

No necesitamos robots que se muevan a la voz de una orden y hagan exactamente lo que se pide, al contrario, se necesitan jóvenes esforzados y valientes que vayan más allá de lo simple, que no encajen en los patrones comunes del montón, que no estén esperando que todo se lo enseñen, sino que busquen por sí mismos el conocimiento, el crecer, el aprender como individuos para impactar positivamente a una sociedad que día tras día lo necesita.

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