Predica cristiana: ROMPIENDO LAS ATADURAS
Predicación escrita sobre las ataduras en la vida de un cristiano, esperamos que sea de gran bendición este bosquejo.
«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» S. Juan 8:31-32
ROMPIENDO LAS ATADURAS
2 Reyes 5 Eliseo y Naamán
Muchas veces tenemos una enfermedad, una molestia, un dolor, o un pecado al cual nos aferramos y lo tomamos con naturalidad aceptándolo como parte de nosotros, porque pensamos que es lo único que va mal en nuestra vida, sin embargo por muy pequeño que sea ese defecto ya nos quita la santidad.
Como Naamán hemos querido que Dios nos saliera al encuentro e hiciera un milagro y nos sanará o nos quitará el pecado repentinamente, pero Dios también nos pide dos cosas:
Obediencia (hacer lo que Él pide) y Humildad (morir al ego)
Dios utilizó la vida de Elíseo para indicarle el camino a la sanidad a Naamán de su enfermedad física, pero también sanó su enfermedad emocional.
Naamán llevaba vestidos, plata y oro para entregarle a Dios, y Dios prefirió: obediencia
A veces Dios nos da indicaciones que parecen absurdas o ilógicas pero si queremos ver el resultado de Dios, no las podemos cuestionar.
«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» S. Juan 8:31-32
Con una mente libre y renovada como la de Elias, podremos experimentar y conocer el poder de Dios. Podremos tener la capacidad de concentrarnos de una manera más precisa, podemos comprender las cosas que nos suceden, una memoria más amplia, podemos recibir el conocimiento espiritual con una mente abierta y de esta manera podemos hacer la obra de Dios.
Características de una persona con libertad:
– Amor y respeto propio: Nos vemos como Dios nos ve y vivimos su maravilloso perdón.
«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.» Romanos 8:1
– Estabilidad y equilibrio personal: Ya no nos dejamos llevar por las emociones y aprendemos a tomar decisiones por lo que sabemos y no por lo que sentimos.
«Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.» Santiago 1:12
– Voluntad firme y dominio propio: Nuestra voluntad se somete al control de nuestro espíritu y obedece la voluntad de Dios.
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» 2 Timoteo 1:7
– Vida de propósito y compromiso: Encontramos la solución para nuestra vida y también somos de solución para nuestro entorno.
«Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.» S. Mateo 4:19
La atadura es algo que me hace vivir en esclavitud
«No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.» Romanos 6:12-13
¿Cómo se forma una atadura?
Se inicia cuando la persona se somete a los deseos de la carne y se esclaviza en ciertas áreas. El enemigo vive generando ataduras en nuestra vida con el fin de alejarnos de Dios. “Esta mentira no es tan grave”, “Todo el mundo lo hace”, “Esta será la última vez”, “Este pecado no es tan grave”, etc.
«derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,» 2 Corintios 10:5
Toda atadura tiene un proceso de formación:
1 – Empieza por un pensamiento.
2 – El pensamiento se convierte en una emoción (deseó).
3 – La emoción se convierte en una orden.
4 – El acto que se repite se convierte en un hábito.
5 – Los hábitos se convierten en ataduras.
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Ataduras más comunes:
- Amargura: Resentimiento, odio, venganza, violencia.
- Rebeldía: Terquedad, argumentación, contienda, disputa.
- Inseguridad: Inferioridad, incapacidad, timidez, vergüenza.
- Depresión: Desespero, angustia, soledad, alcoholismo, drogas, glotonería, sueño.
- Impurezas sexuales: Masturbación, adulterio, pornografia, desorientación sexual.
- Ocultismo: Juegos espirituales, astrología, hechicería.
Y otras como: El orgullo y el egocentrismo, que eran dos ataduras que tenía Naamán aparte de la Lepra.
Pasos para romper ataduras:
«Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra.» Salmos 124:7-8
1- Creer en Jesús y recibirlo como dueño y salvador de nuestra vida.
Este primer punto es importante destacarlo, porque sólo Jesús es el verdadero camino, es la única verdad y la verdadera vida, pero para disfrutar de lo que Él nos está ofreciendo desde ese acto tan hermoso y valiente en la cruz, debemos disponer nuestro corazón para Él.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6
No es suficiente con repetir una oración y creer que ya somos salvos, o pensar que por “creer” entonces ya lo logramos, no, se trata de una vida identificada con Cristo, una vida de negación a nuestro yo, una vida intercambiada con Cristo.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20
2- Someter cada área a Dios
Después de tener claro lo que Cristo me está ofreciendo, debemos rendir a su voluntad cada una de nuestras áreas.
«Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» Romanos 12:1-2
3- Identificar y reconocer la atadura
Evitar pensamientos de: “Así soy yo”, “Dios me hizo así”, “Lo hice por tal”, etc.
Naaman creía que su conflicto o problema era solo la lepra, pero no, también tenía un conflicto en su alma, llamado soberbia y ego, la manera en que lo recibió Eliseo fue un tratamiento integral que le ofrecía una sanidad a su alma y a su cuerpo.
Por eso debemos reconocer los conflictos que tenemos para así rendirlos a los pies de Cristo.
4- Confesar
Dios ya lo sabe todo, pero es necesario que de nuestra boca podamos confesar todo aquello que hemos hecho y que le ha desagradado a Dios, para así poder disfrutar de su misericordia y su maravilloso perdón.
«El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.» Proverbios 28:13
5- Alabar y Agradecer por la libertad de Dios (Fe)
Debemos mantener un corazón agradecido por la fidelidad de Dios, por su amor y su misericordia, y no olvidar todo lo que Él ha hecho por nosotros.
Eso nos lleva a tener una vida permanente de alabanza.
6- Pedir a Cristo liberación de toda opresión.
«Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.» 2 Reyes 5:15
Conclusión:
Todos necesitamos de la restauración y libertad que Dios nos ofrece en su inmensa misericordia y perfecto amor, es momento que podamos hacer un análisis profundo de nuestra vida y asi poder identificar todo aquello que nos tiene atados a este mundo, al pasado o al pecado.
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Esperamos que sea de bendición.
